Monreal defiende el mitin y pide frenar abusos en precios

Por Bruno Cortés

El diputado Ricardo Monreal habló con entusiasmo del mitin en el Zócalo por los siete años de la Cuarta Transformación. Lo describió como un evento “lleno de energía”, con cientos de miles de personas que —según él— mostraron un respaldo contundente a la presidenta Claudia Sheinbaum. Más allá de las cifras y de la disputa política por la convocatoria, Monreal quiso dejar claro que ese acto simboliza algo importante para el movimiento gobernante: la capacidad de seguir movilizando a la gente y de sostener una narrativa de fuerza social. En política pública, estas demostraciones cuentan porque refuerzan legitimidad, y la legitimidad es el motor que permite impulsar reformas desde el Congreso.

Pero después del discurso político vino el aterrizaje en los temas que sí afectan el día a día de la gente: el salario mínimo y el aumento de precios. Monreal defendió la política actual del gobierno federal de seguir subiendo el salario por encima de la inflación. Lo planteó en términos muy coloquiales: para él, mantener sueldos bajos “por miedo a que suba la inflación” es parte de una receta neoliberal que fracasó durante décadas. Su posición conecta con una política pública clave de los últimos años: mejorar el poder adquisitivo como estrategia para reducir desigualdad, aun si eso implica tensiones económicas que luego deben corregirse con vigilancia y regulación.

Justo ahí entró otro tema: los incrementos indebidos de precios y la famosa “reetiquetación”, que suele aparecer cuando se anuncian alzas al salario. Monreal no solo pidió atención, sino que prácticamente le dio un manotazo en la mesa a la Profeco: dijo que debe actuar con firmeza, porque subir precios de manera injustificada no es solo un abuso, sino un delito que afecta directamente el bolsillo de las familias. En otras palabras, si el gobierno impulsa mejores salarios, las empresas no pueden responder trasladando ese beneficio al consumidor encareciendo los productos sin razón económica real. Para eso existen instituciones reguladoras, y Monreal dejó claro que espera que las usen.

En el fondo, lo que planteó el diputado es una ecuación sencilla de entender incluso para quienes no siguen la política económica: si sube el salario pero también suben los precios, la ganancia se esfuma; si sube el salario y el gobierno frena abusos, la gente realmente mejora. Ese es el núcleo de la discusión actual en el Congreso sobre cómo equilibrar justicia social y estabilidad económica.

Monreal cerró su mensaje diciendo que la Profeco debe estar alerta. En tiempos donde los precios cambian rápido y cualquier ajuste golpea a las familias, el llamado es claro: el gobierno puede impulsar aumentos salariales, pero necesita que sus órganos reguladores se tomen en serio la tarea de proteger a los consumidores. Y desde su trinchera en la Junta de Coordinación Política, el mensaje va directo: el Congreso está atento y espera resultados.