
Hipertensión en jóvenes: una bomba de tiempo en México
Por Juan Pablo Ojeda
En México, la hipertensión arterial ya no es cosa de adultos mayores. Cada vez más jóvenes —incluso desde los 20 años— están recibiendo un diagnóstico que antes se consideraba exclusivo de personas mayores de 40. La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) lo confirma: esta enfermedad crónica ha duplicado su prevalencia en dos décadas, y los especialistas prenden las alarmas.
El doctor Tomás Miranda Aquino, cardiólogo del Hospital Civil de Guadalajara, lo explica sin rodeos: “Hoy ya recibimos pacientes de entre 20 y 25 años con cifras de presión alarmantes. Antes eso no pasaba”.
Las causas no son un misterio. Obesidad, sobrepeso desde la infancia, mala alimentación y falta de actividad física están detrás de esta tendencia, que afecta a jóvenes como Karina (nombre ficticio), quien a los 12 años sufría dolores de cabeza, sed excesiva y cansancio extremo. Nadie imaginó que padecía resistencia a la insulina y ya mostraba signos de hipertensión. Su caso se agravó tanto que llegó a registrar presiones arteriales diastólicas de hasta 170, consideradas peligrosas.
Después de años de lucha, fue sometida a cirugía bariátrica, lo que permitió controlar su glucosa y presión. Pero no todos los jóvenes tienen esa opción. Y lo más preocupante, según José Antonio Castañeda Cruz, cirujano especializado en obesidad y diabetes, es que la hipertensión es una enfermedad silenciosa: no da síntomas evidentes hasta que ya ha causado daños en el corazón, los riñones o incluso el cerebro.
“El 46% de las personas hipertensas en México no saben que lo son”, señala el experto. “Muchos llegan al consultorio creyendo que están bien, pero al medir su presión descubrimos lo contrario”.
El llamado de los médicos es claro: prevenir es la mejor medicina. Recomiendan checar la presión arterial desde los 20 años al menos una vez al año, y aumentar la frecuencia con la edad. Además, es clave adoptar un estilo de vida saludable, con una dieta equilibrada baja en alimentos procesados y grasas saturadas, y 150 minutos semanales de ejercicio que combine actividad cardiovascular y fuerza.
“No hay que suponer que estamos sanos solo porque nos sentimos bien”, enfatiza Castañeda. “Hay que hacernos revisiones médicas y buscar siempre información confiable”.
En el marco del Día Mundial de la Hipertensión, la advertencia es clara: la presión alta ya no respeta edades, y actuar a tiempo puede salvar vidas.
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