En medio de los debates por la reforma al Poder Judicial y con un país dividido entre la esperanza y la incertidumbre, este 12 de julio el Palacio Legislativo de San Lázaro se llenó de togas, discursos emotivos y reconocimiento a quienes han dedicado su vida al Derecho. No era cualquier evento: era el Día del Abogado 2025, y el mensaje fue claro desde el inicio —el derecho no es solo teoría, es una forma de construir país.
Ahí, en el corazón del Congreso, el diputado Raúl Bolaños-Cacho Cué, del Partido Verde Ecologista de México (PVEM), encabezó la ceremonia de entrega del Mérito Académico 2025 “Dr. Ricardo Franco Guzmán”, junto con el Colegio Nacional de Abogados Penalistas A.C.. Fueron reconocidos 18 licenciados en Derecho por su labor académica y su compromiso con la justicia, pero más allá de los diplomas, lo que se premió fue una visión: la de un México con un sistema legal más humano y más cercano a su gente.
El diputado Bolaños-Cacho Cué no solo presidió el evento; aprovechó para enviar un mensaje de fondo: “Estudiar Derecho me dio la posibilidad de construir las leyes. Y eso, créanme, pocos lo piensan”. Porque sí, en este país donde la ley suele verse como algo ajeno, el recordatorio fue contundente: el Derecho debe ser espada y escudo del ciudadano, no solo letra muerta en un código.
Habló también del momento político que vive México, especialmente por la reciente reforma al Poder Judicial. Una reforma que, aunque polémica, tiene un origen claro en el malestar social. “Más allá de si estuvo bien o mal, era un reclamo sentir un Poder Judicial más cercano”, dijo. Lo que no significa —aclaró— que debamos renunciar a la división de poderes o a la lucha diaria por una República sólida y respetada.
El evento se tornó emotivo cuando el maestro Ricardo Franco Guzmán, decano de la Facultad de Derecho de la UNAM, recordó con humor y nostalgia su vida profesional, sus viajes, sus clases. A sus años, sigue enseñando como si fuera el primer día. “Me ha dado otro día más con ustedes”, dijo, arrancando sonrisas y aplausos. Una muestra viva de que la vocación no se jubila.
También intervino Tomás Mundo Arriaga, vicepresidente del Colegio, quien agradeció a los diputados aliados como Javier Herrera Borunda y Ricardo Monreal, y dejó claro que esta nueva etapa en el sistema judicial necesita a los expertos de siempre: los juristas. “Participemos todas y todos”, pidió, para que el próximo proceso de elección de ministros, jueces y magistrados esté lleno de perfiles con verdadera formación legal.
El nuevo modelo de justicia —explicó— debe girar en torno a las víctimas, las pruebas científicas, la valoración racional de la prueba y el debido proceso. Nada de decisiones arbitrarias ni de procesos que dejan fuera a quien más necesita justicia. Porque, como dijo la magistrada Josefina Pérez Romo, premiada durante el acto, “quien se dedica al Derecho Penal está con las personas en sus peores momentos”. Y eso no es solo profesión, es vocación social.
La ceremonia cerró con reconocimientos a nombres que, quizá, no son populares en medios, pero que construyen justicia desde las aulas, los tribunales y las defensorías: Jonathan Lozano, Cristina Ortega, Horacio Sánchez Sodi, y muchos más. En sus trayectorias se resume una idea poderosa: en México, la justicia está cambiando, pero necesita de todas y todos.
Y si algo quedó claro este Día del Abogado, es que la justicia no es algo que se mendigue. Es algo que se defiende.
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