
Sheinbaum celebra salida de Iberdrola y llegada de inversión energética
Por Juan Pablo Ojeda
Durante la más reciente edición de la “Mañanera del Pueblo”, la presidenta Claudia Sheinbaum soltó una noticia que ya venía dando vueltas en los pasillos del sector energético: la salida definitiva de Iberdrola de México, una de las empresas privadas más grandes en generación eléctrica en el país. Pero lejos de dramatizar la partida, Sheinbaum fue clara: no se trata de un pleito, sino de una decisión de negocios.
En palabras de la mandataria, Iberdrola optó por mover sus inversiones a Europa —especialmente a países donde ven mejores rendimientos— y no porque existiera algún conflicto con el gobierno mexicano. “Hablé personalmente con sus directivos”, dijo, “y lo que me comentaron fue que decidieron enfocar sus recursos en nuevos proyectos europeos. Así de sencillo”.
El vacío que deja Iberdrola no se quedó mucho tiempo sin ocupar. Cox, una empresa de capital principalmente español que ya tiene trayectoria en México, adquirió parte importante de sus activos. Según Sheinbaum, la operación fue completamente legal y representa una inyección de capital extranjera por más de 4 mil millones de dólares, lo cual, en sus palabras, “es una muestra de confianza en nuestro país”.
La presidenta subrayó que esta inversión se da en un contexto en el que México ha reorganizado su política energética, con un modelo más balanceado: 54% de generación eléctrica para la CFE y 46% para la iniciativa privada. Cox, según la mandataria, aceptó las nuevas reglas del juego y ya está en diálogo con la Secretaría de Energía para abandonar el viejo esquema de “sociedades de autoabasto”, al que calificó como ilegal hasta antes de la reforma de 2013.
“Desde el gobierno de López Obrador se venía negociando con Iberdrola para que entraran al marco legal”, recordó Sheinbaum, al tiempo que celebró que la nueva empresa compradora, Cox, “acepta las condiciones, respeta la normatividad vigente y trabaja de la mano con el gobierno”.
Además, la mandataria destacó que la inversión no solo proviene de España, sino también de otros países europeos y de Estados Unidos, lo que —según su lectura— habla de un entorno de certidumbre jurídica para los inversionistas extranjeros en el país, especialmente en un sector tan estratégico como la electricidad.
En resumen, el cambio no significa un retroceso, sino un reacomodo del mercado eléctrico, con nuevas reglas y nuevos jugadores, pero con el mismo objetivo: garantizar energía para todos los mexicanos, sin dejar de atraer capital del extranjero. Un equilibrio que, si se mantiene, puede significar buenas noticias tanto para la CFE como para las inversiones privadas en el país.
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