Noroña se despide del Senado entre choques y logros

Por Bruno Cortés

A pocas semanas de entregar la batuta como presidente del Senado, Gerardo Fernández Noroña cerró su etapa al frente de la Cámara Alta con un mensaje claro: se va con la frente en alto, tras un año donde no faltaron los encontronazos políticos, pero tampoco los avances legislativos. En entrevista con el periodista René Delgado, el polémico legislador aseguró que, pese a las críticas de la oposición, su labor fue institucional y apegada a las reglas del Congreso.

Y es que, como es costumbre en la política mexicana, no faltaron los roces. Nombres como Lilly Téllez del PAN o Alejandro “Alito” Moreno del PRI salieron a relucir como voces que lo señalaron, pero Noroña no se enganchó. Según él, más que ataques personales, lo que hay detrás es una estrategia política de esos partidos para desgastar el debate parlamentario. En palabras llanas: buscan ruido, no diálogo.

El periodo de Noroña no pasó sin sobresaltos. Uno de los episodios más recordados fue la aprobación de la reforma judicial, que avanzó pese al berrinche legislativo de algunos senadores opositores que hasta interrumpieron el Pleno. Aun así, la reforma se aprobó, y para el senador eso es una prueba de que su conducción, por más criticada que haya sido, funcionó.

Cuando se le preguntó si había recibido algún “jalón de orejas” por parte de la presidenta Claudia Sheinbaum, su respuesta fue directa: no. Las diferencias que existen dentro de Morena, aseguró, son normales en cualquier movimiento amplio y no significan fracturas internas. Además, defendió su derecho a seguir opinando sin tapujos ahora que regresará a ser senador raso, sin un cargo directivo.

Noroña no se guardó nada. Habló también del PRI y su dirigente Alejandro Moreno, a quien criticó por perpetuarse en el poder dentro del partido mediante cambios a los estatutos. Según el senador, eso solo debilita más a un PRI que ya no encuentra rumbo.

En su despedida del Pleno, que se dio el pasado 1 de julio, el legislador reconoció que probablemente esa fue la última sesión que le tocó presidir, aunque formalmente dejará el cargo el 31 de agosto. Ahí, en medio de aplausos (y seguramente algunas miradas incómodas), dijo que este cargo ha sido el punto más alto de su trayectoria política.

Fernández Noroña deja el Senado sin bajar el tono. Con su estilo directo, dice sentirse satisfecho con su papel. Reconoce que un año es poco para hacer cambios de fondo, pero respalda la alternancia de género que ahora definirá quién presidirá la Cámara en el próximo periodo.

En un Congreso donde el debate suele convertirse en ring, el paso de Noroña al frente del Senado no pasó desapercibido. Se va como llegó: sin mordaza, con discurso encendido, pero —según él— cumpliendo con la ley.