Morena no quiere dormirse en sus laureles. A pesar de haber ganado la Presidencia, la mayoría en el Congreso y más de la mitad de los municipios del país, el partido fundado por López Obrador está decidido a seguir creciendo, pero ahora desde abajo, desde el territorio, desde la base. Así lo dejó claro Ricardo Monreal Ávila, coordinador de la bancada de Morena en el Senado y presidente de la Junta de Coordinación Política, tras el Consejo Nacional del partido celebrado este domingo.
Según Monreal, Morena es hoy el único partido en México con un proceso de renovación interna activo. Lo que se viene no es solo reorganizarse, sino institucionalizarse, reforzarse en los municipios y barrios, y prepararse para sostener el proyecto de la “Cuarta Transformación” más allá del sexenio.
¿Y cómo lo van a hacer? Con cuatro acciones clave que suenan técnicas, pero que en realidad apuntan a algo muy práctico: volver a la calle, escuchar a la gente y asegurar que sus gobiernos locales funcionen bien.
La primera gran apuesta es territorial: formar más de 71 mil comités seccionales en todo el país. Eso significa que Morena quiere tener una estructura organizada en cada rincón del mapa, justo en las 71,541 secciones electorales. Cada comité sería como una célula política que articule las demandas locales con el movimiento nacional.
La segunda acción es abrir la puerta a nuevas voces. Se creará una comisión que evaluará perfiles ciudadanos para sumar a quienes, sin militar, simpatizan con el proyecto y quieren participar en política desde una perspectiva social. Es decir, Morena busca oxigenarse e incluir más ciudadanía activa.
La tercera medida es un plan municipalista que, aunque suena técnico, es vital: asesorar a sus gobiernos locales para que no solo lleguen al poder, sino que también sepan gobernar. Hoy Morena gobierna 1,093 municipios, más de la mitad de los que se eligen por voto directo. La meta es que esas alcaldías no se vuelvan elefantes ineficientes, sino motores de transformación local.
La cuarta acción es la instalación de un Consejo Consultivo Nacional que funcione como un “cerebro colectivo” del partido. Este órgano se encargará de analizar los grandes problemas del país y proponer líneas políticas desde una visión estratégica, no solo reactiva.
Todo esto se entrelaza con una campaña de afiliación masiva encabezada por Andrés Manuel López Beltrán, uno de los hijos del presidente. El objetivo es alcanzar 10 millones de militantes registrados antes de que termine el año. Esto no solo es una meta numérica, sino una forma de afianzar la presencia del partido en cada comunidad, en cada colonia, en cada ejido.
Monreal también destacó que la presidenta nacional del partido, Luisa María Alcalde, salió fortalecida de este Consejo Nacional, con un respaldo firme de las bases para conducir esta nueva etapa de consolidación política.
En resumen, Morena no solo quiere ser un partido de gobierno, sino un partido con músculo social real, que esté en el territorio y sepa escuchar. Su reto no es menor: demostrar que no basta con ganar elecciones, hay que saber gobernar… y gobernar bien.
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