
Monreal alza la voz: “México no es marioneta de la política de EE.UU.”
Por Bruno Cortés
A veces, en la relación México–Estados Unidos, parece que uno pone los acuerdos… y el otro pone las condiciones. Así lo ve el diputado Ricardo Monreal Ávila, coordinador de Morena en la Cámara de Diputados y presidente de la Jucopo, quien salió con un mensaje fuerte y claro: México no puede seguir jugando con las reglas que le dicta Washington, sobre todo cuando esas reglas cambian según le convenga políticamente al vecino del norte.
En un texto titulado “Testigos protegidos y aranceles; marionetas del sistema estadounidense”, Monreal acusó que la cooperación binacional ha sido sustituida por amenazas y chantajes, y que muchas decisiones de Estados Unidos —especialmente en gobiernos conservadores como el de Donald Trump— no son diplomacia, sino presión disfrazada de legalidad.
¿A qué se refiere? Pues a un paquete completo de estrategias que combinan lo económico, lo judicial y lo mediático. Por un lado, se usan los tratados comerciales como palanca: si México no frena migrantes o no combate el fentanilo “como ellos quieren”, amenazan con imponer aranceles. Por otro lado, en los juzgados gringos se utilizan testigos protegidos —excriminales con sentencias negociadas— que acusan a funcionarios mexicanos sin pruebas sólidas, y cuyas declaraciones muchas veces terminan en los medios antes que en un juicio justo.
Monreal pone como ejemplo el caso de Ovidio Guzmán, hijo de El Chapo, extraditado en septiembre de 2023. Según el legislador, mientras en México ese fue un acto de cooperación, en EE.UU. se usó como argumento político para decir que México está tomado por el narco. Es decir, se aprovechan los grandes golpes contra el crimen para alimentar una narrativa que justifica intervenciones o sanciones.
Y eso no es todo. El diputado también advierte que la justicia estadounidense se manipula con fines electorales: cuando un candidato, como Trump, necesita mostrar mano dura, México es el blanco favorito. Si hay crisis interna en EE.UU., como ahora con el fentanilo, se señala a México como el culpable, aunque la raíz del problema esté del otro lado de la frontera.
Lo más preocupante, dice Monreal, es que estas prácticas ya se están normalizando. Se presentan como parte del derecho internacional, pero en realidad son jugadas políticas con reloj electoral. Por eso llama a que México replantee su postura frente a EE.UU., exigiendo una relación basada en respeto mutuo, evidencia y dignidad, y no en amenazas unilaterales.
Con este mensaje, Monreal no solo defiende la soberanía mexicana, también manda una señal al Congreso y al gobierno: la política exterior no puede seguirse manejando con miedo, ni con doble discurso. México, insiste, tiene que dejar de agachar la cabeza cuando la agenda estadounidense lo pone en la mira.
El mensaje del coordinador de Morena llega justo cuando se intensifican las tensiones por el tráfico de drogas, la migración y los aranceles, y cuando Trump vuelve a sonar fuerte rumbo a las elecciones de 2024. Así que, lo dicho por Monreal, más que una opinión, es un llamado a poner límites antes de que la política de Estados Unidos defina el rumbo de México… otra vez.
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