
Las habilidades “blandas” que ahora dominan el liderazgo
Durante mucho tiempo, hablar de empatía, comunicación o inteligencia emocional era visto como algo “extra” en el mundo laboral. Sin embargo, las reglas del liderazgo están cambiando: las llamadas “soft skills” dejaron de ser suaves para convertirse en verdaderas “power skills”, el nuevo motor del éxito en los equipos y organizaciones.
Hoy, las empresas más exitosas ya no son las que tienen más recursos o la mejor tecnología, sino las que logran construir culturas emocionalmente inteligentes, donde la adaptabilidad, la escucha activa y la gestión emocional son parte del ADN de cada líder.
Un gerente del sector financiero que participó en un programa de liderazgo con propósito lo resumió con una frase que refleja este nuevo enfoque: “Entendí que no tenía que tener todas las respuestas, sino crear el espacio y la confianza para que los equipos las encuentren”. Esa idea representa el cambio de mentalidad que está transformando la manera de dirigir personas y negocios.
De acuerdo con un informe de Deloitte publicado en enero de 2024, las organizaciones que incorporan las power skills —como la adaptabilidad, la creatividad o la empatía— en sus estrategias de talento ya no las ven como un plus, sino como un requisito para mantenerse competitivas. En un entorno laboral que se mueve a gran velocidad por la tecnología, las nuevas generaciones y la incertidumbre económica, lo técnico por sí solo ya no basta.
La capacidad de gestionar la ambigüedad se ha vuelto esencial. Los líderes actuales deben tomar decisiones en medio de la incertidumbre, con información incompleta y bajo presión. Por eso, la empatía, la comunicación efectiva y la colaboración radical son herramientas clave para navegar en ese terreno cambiante.
Además, estas habilidades son difíciles de automatizar, lo que las convierte en una ventaja humana frente al avance de la inteligencia artificial. Mientras las máquinas analizan datos, las personas que saben conectar, inspirar y construir confianza son las que realmente hacen la diferencia.
Las empresas que invierten en desarrollar estas habilidades en sus líderes están viendo resultados concretos: mejor clima laboral, mayor compromiso, más agilidad en la toma de decisiones y menos casos de burnout. La productividad deja de ser una carrera de resistencia para convertirse en un ciclo sostenible, impulsado por equipos que confían, se comunican y se adaptan juntos.
En un mundo donde la tecnología cambia cada día, las power skills se posicionan como el nuevo superpoder del liderazgo. No se trata solo de tener conocimiento técnico, sino de saber conectar con las personas para crear entornos donde la innovación y la confianza puedan florecer.
El liderazgo del futuro no será del que más sabe, sino del que mejor conecta.
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