A veces, la política también se trata de dar voz a quienes por años han sido invisibles. Eso es justo lo que está haciendo el diputado Jaime López Vela desde la Comisión de Diversidad en la Cámara de Diputados. Con micrófono en mano y sin rodeos, anunció que el próximo 9 de septiembre se llevará a cabo un foro nacional sobre salud sexual en San Lázaro, con motivo del Día Mundial de la Salud Sexual, que se conmemora cada 4 de septiembre. ¿Por qué es importante? Porque la salud también es un derecho, y este foro busca poner sobre la mesa algo que muchas veces se evita en la política tradicional: hablar sin miedo de educación sexual, atención médica sin discriminación y derechos igualitarios para todas las identidades y cuerpos.
Este evento no será cosa menor: lo están armando en conjunto las Comisiones de Diversidad, Salud y Seguridad Social. O sea, no es un simple foro testimonial, sino un espacio desde el Congreso para empujar políticas públicas concretas, con impacto real, que beneficien directamente a la comunidad LGBTTTIQ+ en todo el país.
Pero la conferencia de prensa donde se hizo este anuncio —bautizada como «la mañanera del orgullo»— no se quedó ahí. López Vela denunció también el asesinato de una persona trans en Ciudad Juárez, apenas el 5 de agosto. Con ese caso, suman 21 agresiones o crímenes contra personas de la diversidad sexual desde el 28 de junio, día del Orgullo. Y sí, habló claro: pidió a las autoridades de Chihuahua y a la Fiscalía General que se tomen en serio la investigación y prevención de crímenes de odio. Porque sin justicia, no hay derechos que valgan.
Otro tema clave fue el caso de discriminación laboral contra Leonardo Poblete Galván, presuntamente cometido por el banco suizo UBS. El asunto está en manos del Tribunal Superior de Justicia de la CDMX, y López Vela recordó que la Suprema Corte ya reconoció que una empresa puede tener responsabilidad penal por este tipo de discriminación. Un fallo histórico que podría abrir la puerta para que más personas accedan a justicia laboral cuando sus derechos sean vulnerados por prejuicio o identidad de género.
Lo interesante de esta narrativa es que no sólo se queda en el Congreso. Durante el evento, representantes de Michoacán y de las alcaldías Tlalpan, Gustavo A. Madero e Iztacalco tomaron la palabra para mostrar que sí se están haciendo cosas a nivel local. En Michoacán, por ejemplo, presentaron la tercera edición del Premio Michoacano del Orgullo, que este año reconocerá a personas de la diversidad por su labor en derechos, cultura, arte y emprendimiento.
También hablaron de programas como “Ola Disidente”, implementado en preparatorias, o la creación de áreas específicas en el gobierno estatal para atender las demandas de la comunidad. En CDMX, Tlalpan ya abrió un Centro de Bienestar Integral de las Divergencias Sexuales, un lugar con asesoría legal, psicológica, atención en salud sexual y hasta talleres de autonomía económica. Gustavo A. Madero impulsa su programa “Diversidades GAM”, que otorga apoyos directos a personas LGBTTTIQ+ y prepara unidades móviles de salud trans. En Iztacalco, la Casa Arcoíris sigue funcionando como un espacio seguro con talleres, conferencias y jornadas de salud.
Todos estos esfuerzos coinciden en un punto: la inclusión no se construye con discursos, sino con acciones concretas. No se trata de ondear la bandera arcoíris cada junio para quedar bien, sino de garantizar derechos todo el año. Y lo más relevante es que desde el Congreso, con aliados como Jaime López Vela, hasta las alcaldías y gobiernos estatales, se empieza a trazar una ruta real de políticas públicas pensadas para proteger, incluir y empoderar a la comunidad LGBTTTIQ+.
Así que, aunque a veces pareciera que la política se reduce a grilla y escándalos, también hay momentos donde se ve que puede ser una herramienta de transformación. Este foro del 9 de septiembre puede parecer una actividad más en el calendario legislativo, pero en realidad es un recordatorio de que la salud, la dignidad y la vida de las personas diversas también deben ser prioridad del Estado mexicano. Porque, como bien dijo uno de los representantes: la diversidad no tiene color, no tiene límites… y tiene que ser defendida por todas y todos.
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