En la política mexicana, donde los señalamientos vuelan como si fueran parte del paisaje, el diputado federal Arturo Ávila Anaya, vocero de Morena, decidió salir al paso y aclarar una de esas notas que buscan escandalizar. El tema de la discordia: una casa en San Diego, California, que, según un reporte de “Mexicanos contra la Corrupción”, pone en duda la congruencia de su trayectoria como legislador.
Pero Ávila no titubeó. Con tono firme, dijo que no tiene nada que esconder. Que la propiedad está incluida en su declaración patrimonial y que todo se hizo con su propio dinero, fruto de años de trabajo como empresario al frente de IBN Industrias Militares, una firma especializada en tecnología e inteligencia para temas de seguridad. “Nunca hice trampa, nunca fui corrupto”, soltó, en tono desafiante.
Según explicó, la compra de esa casa fue parte de una estrategia de negocio bastante común en EE.UU., conocida como “flipping”: compras un inmueble, lo remodelas y lo revendes a mejor precio. Lo hizo con un crédito hipotecario, antes de ser diputado, y dejó claro que incluso renunció a cualquier participación directiva en su empresa una vez que asumió el cargo, precisamente para evitar conflictos de interés.
“No tiene nada de ilegal”, insistió, lanzando indirectas a quienes —dice— quieren ensuciar su imagen por cuestiones políticas. “Me tienen miedo”, remató, convencido de que la denuncia forma parte de una estrategia de la oposición para desacreditarlo.
Pero el día no solo fue para aclaraciones patrimoniales. Ávila también habló de temas más gruesos: las mesas de trabajo sobre seguridad entre el Congreso y el Gobierno Federal. Confirmó que ya están en marcha y que la Comisión de Seguridad será la encargada de liderarlas. Sin adelantar resultados, dejó ver que hay buen ambiente entre los grupos parlamentarios y que el secretario Omar García Harfuch está logrando consensos, incluso con quienes al principio tenían dudas sobre las iniciativas.
La conversación, por supuesto, no pudo evitar tocar el tema del reciente doble homicidio de personas cercanas a Clara Brugada, jefa de Gobierno de la CDMX. Aquí, Ávila fue cauteloso: dijo que las investigaciones avanzan bien, pero pidió no hacer especulaciones para no entorpecer el trabajo de las fiscalías.
En resumen, el diputado no solo defendió su patrimonio y su historia empresarial, también dejó en claro que Morena está impulsando cambios en materia de seguridad con diálogo y acuerdos entre partidos. Y aunque la política mexicana es terreno de embates, acusaciones y golpes bajos, Ávila Anaya dejó un mensaje: no piensa echarse para atrás. Por ahora, asegura, está enfocado en su papel legislativo y en “seguir echado para adelante” por Aguascalientes y por lo que viene en el Congreso.
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