
Muere “El Guadaña”, voz legendaria del rock urbano mexicano
Por Juan Pablo Ojeda
Este domingo 18 de mayo se apagó una de las voces más emblemáticas del rock urbano mexicano. David Lerma, mejor conocido como “El Guadaña”, vocalista y fundador de Banda Bostik, falleció a los 61 años, dejando un hueco irreemplazable en la historia de la música popular mexicana.
La noticia fue confirmada por la propia agrupación a través de redes sociales, provocando una oleada de mensajes de tristeza, homenaje y memoria por parte de músicos, colectivos culturales y fans que crecieron con su música. Porque si algo tenía “El Guadaña”, era la capacidad de ponerle letra y voz a lo que se vive en la calle, en el barrio, en la lucha del día a día.
Nacido el 1 de febrero de 1964 en Tlalnepantla, Estado de México, Lerma fundó Banda Bostik en 1983 y desde entonces se convirtió en una figura central del rock urbano, junto a otros íconos como Lira N’ Roll, Charlie Monttana y El Tri. Su apodo, “El Guadaña”, surgió por una confusión infantil —cuando intentaba decir “araña”— y se quedó como una marca que acompañó su carrera por más de cuatro décadas.
Con canciones como “Viajero”, “Tlatelolco 68” y “Dolor de madre”, Lerma no solo hizo música: construyó himnos. Letras cargadas de crítica social, memoria histórica y una mirada honesta hacia la vida desde los márgenes. Su música fue la banda sonora de generaciones que encontraron en el rock urbano una forma de identidad y resistencia.
Hasta ahora no se han revelado las causas oficiales de su muerte, aunque era sabido que en los últimos años El Guadaña enfrentaba problemas de salud que lo mantuvieron alejado de los escenarios. A pesar de ello, su legado seguía presente en tocadas, ferias, festivales y reuniones donde el barrio sigue escuchando lo que él ayudó a crear.
La muerte de David Lerma representa más que la pérdida de un artista: es la despedida de un referente, de una voz que hizo del micrófono un altavoz para las realidades que rara vez tienen espacio en los medios tradicionales. Pero si algo dejó claro “El Guadaña”, es que las canciones no mueren. Y mientras haya quien las escuche, su espíritu seguirá vivo en cada acorde y en cada grito de protesta.
Hoy el rock urbano está de luto, pero también agradecido. Porque “El Guadaña” no se fue sin dejar huella; se volvió leyenda.
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