Ciudades de EE.UU. se hunden poco a poco, pero con consecuencias enormes
Por Juan Pablo Ojeda
Parece una trama de ciencia ficción, pero es una realidad medible desde el espacio: las principales ciudades de Estados Unidos se están hundiendo. Literalmente. Así lo revela un estudio publicado en la revista Nature Cities, que analizó a detalle las 28 urbes más grandes del país y encontró que todas presentan algún grado de subsidencia —es decir, hundimiento del suelo—, en muchos casos provocado por la extracción excesiva de aguas subterráneas.
Lo que alarma a los científicos es que no se trata de milímetros simbólicos ni de algo que pase solo en zonas remotas. Se trata de ciudades tan emblemáticas como Nueva York, Chicago, Dallas, Houston o Detroit. En algunos puntos de estas urbes, el suelo se hunde más de 10 milímetros por año. Para tener una idea, eso es más que el promedio de crecimiento de las uñas… pero afecta edificios, tuberías, calles, drenajes y, por supuesto, a millones de personas.
El caso más extremo es Houston. Según el estudio, el 12 % de su superficie urbana se está hundiendo a más de 10 milímetros por año. En términos de ingeniería y riesgos urbanos, eso es una pesadilla: tuberías que se rompen, cimientos que se deforman, drenajes que fallan, riesgo de inundaciones. Y como si eso no fuera suficiente, muchas de estas ciudades —como Nueva York o Houston— están en zonas costeras amenazadas por el aumento del nivel del mar. Hundirse desde abajo mientras sube el mar por arriba es una combinación peligrosa.
Los datos fueron obtenidos gracias a tecnología de geodesia satelital, que permite medir cambios en la superficie terrestre con precisión milimétrica. Entre 2015 y 2021, los científicos escanearon todo el territorio urbano de estas ciudades y elaboraron mapas detallados del hundimiento. El resultado: al menos un 20 % del área total de estas ciudades está afectado, con unos 34 millones de personas viviendo sobre suelos que se están moviendo (hacia abajo).
El fenómeno no es exclusivo de Estados Unidos. Otras ciudades tierra adentro como Ciudad de México, Teherán o Pekín sufren subsidencias iguales o peores. Pero el estudio advierte que incluso hundimientos lentos —de apenas unos milímetros al año— pueden generar graves daños a largo plazo, sobre todo en infraestructura urbana no diseñada para moverse con el suelo.
En total, se identificaron más de 29 mil edificios ubicados en zonas de alto o muy alto riesgo por subsidencia. Esto significa que podrían estar expuestos a grietas, inclinaciones o daños estructurales si no se toman medidas preventivas.
¿Y la causa? Principalmente, la extracción excesiva de agua del subsuelo. En muchas ciudades, el crecimiento poblacional ha aumentado la demanda de agua y, con ella, el bombeo de acuíferos. Cuando se extrae más agua de la que se repone, el suelo pierde soporte y se hunde. Este es un fenómeno bien documentado en lugares como Ciudad de México o San Joaquín en California, pero ahora queda claro que está ocurriendo a gran escala en todo Estados Unidos.
El mensaje de los científicos es claro: este no es un problema del futuro, sino del presente. Y si no se actúa —limitando la extracción de agua, mejorando la infraestructura urbana y monitoreando el suelo—, las consecuencias podrían ser mucho más costosas que las soluciones.
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